Por encima de todo Chernóbyl sigue siendo un agujero negro de la información. Teniendo en cuenta que de entrada los datos sobre la amplitud y las consecuencias de la catástrofe fueron falsificados por el gobierno soviético, ninguna asociación antinuclear, ni la OMS, ni el lobby nuclear, nunca podrán establecer la verdad completa. Ni sobre lo que pasó, ni sobre el número de víctimas, ni sobre las consecuencias médicas, sanitarias y ecológicas. Sin embargo, basta con ir a cualquier cementerio de la zona contaminada y con leer en las tumbas las edades y las fechas de fallecimiento para comprender la importancia de la catástrofe. Estas cifras no se pueden falsear.

Con su fotografía extrema Igor Kostin ha resucitado Chernóbyl. Imágenes por veinticuatro mil años.

GALIA ACKERMAN, periodista y ensayista, comisaria de la exposición Erase una vez Chernóbyl (Barcelona 2006).Del libro “Igor Kostin-Chernóbyl-Confesiones de un Reportero” Editorial Efadós.